El botulismo es una enfermedad
infrecuente pero muy seria, que es causada por una bacteria (clostridium
botulinum).
Las bacterias pueden entrar al
organismo a través de heridas o pueden vivir en alimentos mal enlatados o mal
conservados.
¿Cómo se transmite?
Existen tres formas de adquirirla:
- A través de las comidas
- Por heridas infectadas
- Por la ingesta de las esporas de la bacteria (o sea el elemento reproductor de las mismas) que crecen en el intestino.
El Clostridium botulinum se
encuentra en los suelos y en agua no segura, y produce esporas que sobreviven en
los alimentos mal conservados o mal enlatados, donde se genera la toxina que
produce la enfermedad. Al ingerir incluso cantidades pequeñísimas de
esta toxina, se puede provocar una enfermedad grave.
Los alimentos que suelen contaminarse con mayor frecuencia son
las verduras enlatadas caseras como espárragos, arvejas, remolacha y choclo, y
menos frecuentemente ajo y tomate. También puede ser transmitido por la carne
de cerdo, el pescado crudo o ahumado y la miel.
El botulismo también ocurre si la bacteria penetra a través de
heridas abiertas.
En el caso de los niños la causa más común la constituye
la ingestión de miel.
¿Cuáles son los síntomas?
Los primeros síntomas están
relacionados con el sistema nervioso, como los trastornos de la palabra, llanto
débil en los niños, visión doble y hasta parálisis de los miembros. Pueden
aparecer entre una hora y diez días después de la ingesta.
¿Cómo puede prevenirse?
Para prevenir la enfermedad es
recomendable hervir los alimentos previamente descriptos durante al
menos 10 minutos antes de consumirlos para eliminar la
bacteria.
La miel también puede
contenerla y es por esto que no se recomienda a niños menores de un
año.
¿Cuál es el tratamiento?
Los pacientes con botulismo deben ser internados y recibir la
antitoxina botulínica, además de las medidas de sostén.