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Colon Irritable o Síndrome de Intestino Irritable

El  Colon Irritable o Síndrome de Intestino Irritable, de aquí en más SII, es un trastorno muy común, dado que afecta aproximadamente al 20% de la población general.  Rara vez es motivo de internación y nunca requiere  cirugía.  Sin embargo, puede llegar a ser muy molesto y alterar la calidad de vida del que lo padece.  Es un motivo frecuente de absentismo laboral y escolar. 
El objetivo de este texto es brindar información sobre los factores causantes de los síntomas del SII, así como los mecanismos que los producen.
Probablemente, al conocer sus causas y las posibilidades de tratamiento, las  personas que padecen este trastorno puedan manejarlo de una manera más efectiva.

¿Qué es el SII?
El SII es un trastorno en el funcionamiento intestinal que se caracteriza por dolor o malestar abdominal, hinchazón y alteraciones en la defecación.
Es bastante característico que el dolor o malestar y la hinchazón alivien con la defecación o la eliminación de gases.  Puede presentarse con diarrea, constipación o bien alternarse períodos de constipación, de diarrea y muchas veces etapas de normalidad.
Las manifestaciones clínicas del SII son bastante típicas y variables. Suelen ser fácilmente reconocidas por el médico.
El primer paso para el médico es reconocer el SII y eliminar la sospecha de otras enfermedades.

La presencia de anemia, sangre en las deposiciones, pérdida de peso o fiebre pueden deberse a otros problemas.  Ante cualquiera de estos eventos se debe requerir la inmediata intervención del médico.

¿Qué significa irritable?
Irritable quiere decir que las terminaciones de los nervios que recubren la capas del intestino se han vuelto extremadamente sensibles.  Esto provoca que ante circunstancias normales, el intestino puede reaccionar de una manera exagerada.  Estos eventos normales pueden ser  la simple presencia de gases o líquidos y la respuesta suele ser una contracción muscular inapropiada, que ocasiona enlentecimiento intestinal o bien necesidad de esfuerzos exagerados para expulsar la materia fecal.  Otras veces, por el contrario, puede provocar aceleración intestinal y, por lo tanto, conducir a la diarrea.

¿Qué estudios son necesarios para diagnosticar SII?
El primer paso y muchas veces el único requisito es la obtención de una historia clínica detallada y un examen físico adecuado.
Los estudios de laboratorio, rayos X y procedimientos endoscópicos son de utilidad  para excluir una enfermedad orgánica.

¿Cuáles son las causas del SII?
La causa del SII aún no se conoce con certeza.  En la actualidad se acepta que el problema parece estar en una anormalidad en la interacción entre el cerebro y el intestino.
Los pacientes con SII presentan alteraciones de la motilidad intestinal (especialmente del colon).
Los síntomas parecen ser el resultado de un aumento de la sensibilidad intestinal cuando el intestino se distiende con gas o materia fecal.
Además, el intestino tiene una tendencia a reaccionar exageradamente frente a una variedad de circunstancias tales como: algunas comidas o bebidas, nerviosismo, discusiones, exámenes o hinchazón por gases. Las personas con SII a menudo reaccionan a estos eventos con contracciones mas vigorosas en el intestino, y estas contracciones es probable que sean las responsables de la hinchazón, el malestar y otros síntomas.

¿Cuáles son los síntomas más comunes del SII?
El dolor o la molestia abdominal suele ser el síntoma mas frecuente. Lo que le da la característica de “intestinal” es que suele aliviarse después de la defecación o la eliminación de gases.

La perturbación de los hábitos intestinales es la otra característica saliente del SII y esto suele manifestarse con estreñimiento, diarrea o alternancia de ambos.
Los pacientes en los que predomina la constipación pueden sentir una sensación de evacuación incompleta o bien necesidad de realizar grandes esfuerzos para poder evacuar.  La hinchazón de panza es otro síntoma muy común. La materia fecal muchas veces adquiere la forma de bolitas, cintitas o trocitos. Otras veces la presencia de evacuaciones mucosas ocasionales no deberían generar preocupación.
El paciente con SII también puede presentar náuseas, acidez y muchas veces síntomas ajenos al aparato digestivo como cansancio, dolores musculares, dolores de cabeza, y síntomas urinarios.
Recordemos que la presencia de anemia, por pérdida de sangre en heces, pérdida de peso o fiebre no son síntomas  del SII.

¿El SII es una enfermedad seria?
El SII es una enfermedad benigna que no tiene complicaciones.
Sin embargo, a veces puede producir suficiente malestar como para alterar el desempeño de las actividades cotidianas y en ciertos pacientes puede comprometer la calidad de vida.
Las personas que sufren de SII no tienen mas probabilidades de desarrollar cáncer u otras enfermedades  que el resto de la gente.

¿El SII dura para siempre?
Es difícil dar una respuesta categórica. Suelen alternar períodos de molestias con otros de completo bienestar durante largos periodos de la vida.
El tratamiento adecuado logra aliviar los síntomas y permite que los períodos de bienestar sean más prolongados y los períodos sintomáticos sean más cortos y menos molestos.
En los casos en los que el estrés representa un factor importante, algunas veces el cambio en el estilo de vida, de trabajo o de las relaciones personales puede producir una recuperación completa o casi completa.  Sin embargo, en otros casos el estrés no parece ser una causa significativa.

¿El SII es una colitis?
Si bien el SII puede presentarse a continuación de una enfermedad inflamatoria o infecciosa del intestino, no debe considerarse una colitis.

¿Qué es lo que produce la hinchazón y los gases?
El porque se produce la hinchazón no se conoce completamente.  Pueden intervenir varios factores como una relajación prolongada del músculo intestinal, una pared abdominal fláccida o bien una sensibilidad exagerada a las sensaciones tanto dolorosas como no dolorosas que surjan del intestino.
Los estudios pertinentes han demostrado que las personas con SII no producen mas gas que las que no lo tienen.  Por lo tanto, parece que lo que sucede es que los pacientes con SII son mas sensibles a cantidades normales de gas.  También es probable que los pacientes con SII tengan menos capacidad para movilizar y eliminar el gas producido.

¿Cómo se trata el SII?
En primer lugar se debe evaluar el nivel de estrés, la dieta y el estilo de vida del paciente.
Las causas de estrés pueden ser: trabajo excesivo, dormir poco o mal y el consumo excesivo de café, alcohol y tabaco.  El reposo y la actividad física apropiados, como así también un incremento en el consumo de fibra pueden ayudar a muchas personas con SII. Sin embargo, una dieta rica en fibra, algunas veces puede empeorar o producir diarrea o hinchazón en ciertos pacientes.
Debe evitarse el consumo de los laxantes.
Una variedad de medicamentos, tales como los antiespasmódicos, ansiolíticos o antidepresivos pueden ser útiles. 

La efectividad de estos medicamentos difiere de acuerdo al paciente y cualquier tipo de medicación debe ser elegida por el médico evitando la automedicación.
Las personas que no hayan respondido a los cambios en el  estilo de vida y al tratamiento con los medicamentos convencionales deberían ser evaluadas por un gastroenterólogo.
Los tratamientos medicamentosos más complejos, los estudios de  motilidad y psicológicos especializados quedan reservados a casos especiales.
La clave para lograr el alivio del SII radica en que los pacientes comprendan que el SII es un trastorno complejo de la motilidad y de la sensibilidad intestinal con repercusiones físicas, muchas veces relacionadas con el estrés. 
Un vínculo adecuado entre el paciente y su médico puede conducir a una mejoría de los síntomas propios del SII.

¿Cuál es el efecto de la dieta en el SII?
El efecto de la dieta en el SII varía de persona a persona.  Algunos alimentos pueden causar los síntomas de SII, particularmente las grasas.  En algunos casos el maíz, el trigo y aun las fibras pueden ser disparadores de los síntomas. En otros casos, en cambio, el agregado de fibra a la dieta puede ayudar a regular la función intestinal. Aunque éstas siempre deben ser incorporadas en forma gradual.  Algunos pacientes no toleran la leche y ciertos edulcorantes artificiales también son productores de síntomas.
El llevar un registro de los alimentos y los síntomas a diario durante un tiempo  puede ayudar a identificar los alimentos que provocan las molestias.

¿El estrés y la ansiedad puedan causar o agravar el SII?
Si bien estos factores no son la causa del SII, ellos pueden agravar o desencadenar los síntomas.  Lo mismo sucede con otros estados de alteración emocional como la depresión y los ataques de pánico.  En algunas ocasiones, como por ejemplo el niño antes de ir a la escuela, el estudiante antes de un examen o el adulto antes de un evento laboral o social pueden comenzar con los síntomas en el momento anterior a  enfrentarlos.
En un número de pacientes, sobre todo mujeres afectadas de SII y con constipación severa, se han descubierto antecedentes de abuso físico o sexual durante su infancia.  Dichas experiencias desagradables pueden hacer que los afectados se hayan vuelto inusualmente sensibles y vulnerables a sus sensaciones corporales.
Los eventos preocupantes y estresantes, como la pérdida de trabajo, una pérdida familiar, una separación o el verse enredado en un dilema, son circunstancias que pueden producir síntomas intestinales como dolor o cambio de hábitos evacuatorios aún en personas sanas.
Los pacientes con SII reaccionan de una manera exagerada a estos eventos y la exacerbación de sus síntomas es la respuesta a tales circunstancias.

¿Por qué el estrés afecta al intestino?
Si bien se considera que el cerebro por sí solo controla la actividad del cuerpo en su totalidad, esto no es cierto.  El aparato digestivo tiene su propio sistema nervioso, que es independiente y regula los procesos de digestión de los alimentos y de eliminación de deshechos.  El sistema nervioso intestinal no depende del cerebro para su funcionamiento inmediato pero responde a sus señales bajo distintas circunstancias.
En situaciones de estrés, el cerebro envía mensajes contradictorios al intestino y éste responde de una manera exagerada.   Es común que los síntomas del SII sean mas severos a la mañana con el inicio de la actividad, cuando los niveles de estrés son más elevados.
Por el contrario los síntomas alivian durante los períodos de relajación y durante el sueño y raramente despiertan al paciente.

¿Qué se puede hacer con el estrés?
Para muchos pacientes, pero no para todos, poder minimizar el estrés puede resultar importante en el alivio de sus síntomas. Es importante buscar y analizar la fuente de estrés en su vida y puede resultar de mucha utilidad la ayuda de un profesional especializado en estos temas.  Una vida ordenada, una dieta adecuada, el ejercicio físico y los ejercicios de relajación, pueden contribuir a disminuir el estrés y los síntomas que de él puedan derivar.
La psicoterapia o una buena orientación psicológica pueden ayudar al autoconocimiento y a identificar los aspectos personales que pueden ser modificados.  Hablar con una persona ajena, que además es un profesional entrenado, permite la discusión de relaciones, ambiciones y frustraciones sin temor a recriminaciones o culpa (que es lo que sucede cuando se habla con alguien de la familia, amigos o colegas) y suele ayudar a diseñar programas de cambio. 

Consejos
  • Si su médico ha realizado un diagnóstico definitivo, deje de preocuparse “ por si hay algo mas”.
  • Evite cosas que usted ya sabe que lo empeoran, como determinados alimentos.
  • Busque las causas de estrés en su vida y fíjese si puede evitar o modificar alguna de ellas.
  • Con la ayuda de un profesional indague que problemas de su vida no está enfrentando y busque una solución o haga algo con respecto a ello.
  • Aprenda a relajarse.  Tal vez no sepa como hacerlo.  En este caso, busque ayuda.  Las estrategias son varias, desde ejercicios de yoga, meditación  y otras; pero nada ayuda tanto como conocerse mejor a si mismo.
  • Hágale saber a su mente quien está a cargo de su vida, usted o su intestino.  La vida es mucho mas fácil una vez que le ha hecho saber a su mente que usted está cambiando.
  • Utilice la medicación prescripta por su médico en forma correcta.
  • No se automedique.
Nota publicada por el Dr. Luis Soifer para la Sociedad Argentina de Gastroenterología

Cáncer de Colón

Conceptos básicos del cáncer colorrectal.
  • El cáncer colorrectal es una de las principales causas de muerte por cáncer en el mundo y en la Argentina.
  • Los hombres y las mujeres tienen igual riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
  • La detección temprana del cáncer colorrectal logra mayores tasas de tratamiento curativo y de supervivencia.
  • Más de un tercio de las muertes por cáncer colorrectal podrían evitarse si todas las personas en riesgo participaran regularmente en la pesquisa de esta enfermedad.
  • La pesquisa del cáncer colorrectal es segura, efectiva y salva vidas.
Cáncer colorrectal.
El cáncer de colon y recto, llamado cáncer colorrectal, se produce cuando el crecimiento de células de la mucosa del intestino grueso se convierten en células malignas o cancerosas. Es una de las causas más frecuentes de muerte por cáncer en la Argentina. Sin embargo, si se detecta en forma temprana, el cáncer colorrectal puede ser curado. Es muy importante para usted comprender su riesgo de padecer el cáncer colorrectal, los síntomas que causa este cáncer y conocer los estudios que pueden detectarlo en forma temprana.

Pólipos.
El cáncer colorrectal se desarrolla normalmente de los pólipos pre-cancerosos llamados pólipos adenomatosos. Un pólipo es una tumoración o protuberancia de la pared del colon que crece hacia el interior del órgano. Los pólipos crecen lentamente durante muchos años. La mayoría de las personas no desarrollan pólipos hasta después de los 50 años si tienen un riesgo promedio de padecer cáncer colorrectal.
Algunos pólipos pueden convertirse en cáncer, y otros no. Para reducir la probabilidad de padecer cáncer es importante que usted realice estudios para detectar si tiene pólipos en el colon y extirparlos si los tiene.
Con la pesquisa periódica del cáncer colorrectal, se podrían evitar más de un tercio de las muertes por este tipo de cáncer.

Síntomas del cáncer colorrectal.
El cáncer de colon puede evolucionar sin síntomas durante meses a años. Sin embargo, con el tiempo, hay una serie de síntomas y signos de alarma que pueden aparecerse, tales como:
  • Sangrado rectal.
  • Sangre en sus heces (roja o negra).
  • Cambio reciente en la característica de las deposiciones, cambio en el ritmo evacuatorio (diarrea y/o constipación), y cambio en la forma de las heces (por ejemplo, materia fecal delgada como un lápiz).
  • Malestar en las deposiciones o sensación de urgencia evacuatoria.
  • Dolores cólicos en la parte baja del abdomen.
  • Pérdida de peso sin motivo.
  • Fatiga constante.
  • Anemia, palidez.
  • Masa palpable en el abdomen.
¿Qué debe hacer si tiene estos síntomas?
Consulte a su médico. Su médico le hará preguntas sobre sus síntomas y determinará el mejor estudio de diagnóstico para usted.

Factores de riesgo de cáncer colorrectal.
Usted puede tener un riesgo promedio o mayor de cáncer colorrectal dependiendo de su edad e historia médica familiar.

Riesgo medio o promedio.
Usted tiene un riesgo promedio de padecer cáncer colorrectal si presenta:
  •  50 años o más y ningún antecedente familiar de cáncer de colon.
Factores de mayor riesgo.
Tiene mayor riesgo de padecer cáncer colorrectal si presenta:
  • Antecedentes personales de cáncer colorrectal o pólipos adenomatosos.
  • Historia familiar de cáncer colorrectal o pólipos adenomatosos en uno o los dos padres y/o en uno o más hermanos o hijos.
  • Antecedente familiar de varios tipos de cáncer, que afectan la mama, ovarios, útero y otros órganos.
  • Antecedente personal de enfermedad inflamatoria intestinal, como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.
  • Si heredó el síndrome de Poliposis Adenomatosa Familiar (PAF), en el que se presenta cientos de pólipos en el colon o recto durante los años de la adolescencia; generalmente puede desarrollar cáncer a los 30 años.
  • Síndrome de Lynch (Síndrome hereditario de cáncer de colon no polipósico ), el cual, a diferencia del PAF, no se caracteriza por la presencia de un gran número de pólipos.
El género no es un factor de riesgo.
Existe una percepción errónea común de que las mujeres tienen menos probabilidad de padecer cáncer colorrectal que los hombres, pero tanto los hombres como mujeres son igualmente afectados por este cáncer.
De hecho, el cáncer colorrectal es el segundo en frecuencia en las mujeres después del cáncer de mama y es la tercera causa de muerte por cáncer en las mujeres, detrás del cáncer de mama y del cáncer de pulmón.

Prevención.
Junto con la pesquisa periódica, los hábitos de vida saludables son las mejores medidas de prevención del cáncer colorrectal. Las medidas que pueden ayudar a reducir el riesgo son:
  • Comer más alimentos que sean ricos en fibras como las frutas, verduras, arroz integral y salvado.
  • Comer más crucíferas como el repollo, brócoli, coliflor.
  • Aumentar la ingesta de leche y otros lácteos de bajo contenido graso que aportan calcio, también se pueden ingerir suplementos de calcio con vitamina D con supervisión médica.
  • Incrementar la ingesta de pescados como el  salmón y también mariscos.
  • Disminuir la ingesta de grasas, manteca y carnes rojas.
  • Limitar la ingesta de alimentos a la parrilla con carbón y evitar alimentos curados con sal.
  • Realizar ejercicios regularmente.
Pruebas de detección del cáncer colorrectal.
Como el cáncer de colon no da síntomas en su etapa inicial cuando todavía es curable puede pasar inadvertido hasta que el tumor ya es muy avanzado e incurable. La mejor forma de detectar el cáncer en forma precoz es realizar los estudios de pesquisa. Además, se puede prevenir la aparición del cáncer de colon si se detectan y se resecan los pólipos adenomatosos pre-cancerosos a tiempo.
A continuación se comenta brevemente los diversos estudios de pesquisa disponibles en nuestro medio y recomendados por las guías de prevención nacional e internacionales.

Colonoscopia.
Este procedimiento implica el examen del colon por medio de un instrumento largo, flexible, fino e iluminado llamado colonoscopio, a través del cual el médico puede ver el colon y recto detectando pólipos y puede, durante el mismo, extirparlos o también detectar cáncer y tomarle biopsias para su diagnóstico patológico.
El colonoscopio tiene una cámara en un extremo, que puede captar y proyectar las imágenes en una pantalla. Este examen es el que la mayoría de los gastroenterólogos recomiendan para la pesquisa del cáncer colorrectal.
Es el único método que combina la detección temprana y prevención a través de la eliminación de los pólipos pre-cancerosos. Si se encuentra un pólipo, puede extirparse mediante un asa de alambre que se pasa a través del colonoscopio y se enlaza alrededor de la base del pólipo. El médico envía una corriente eléctrica a través del asa y corta el pólipo de la pared del colon y de esta forma extrae el pólipo. El pólipo es enviado a un laboratorio para determinar si es pre-canceroso (adenoma) o canceroso (carcinoma).
Este procedimiento requiere que el paciente este sedado y puede tardar aproximadamente 30 minutos. Una colonoscopia puede realizarse con seguridad en un centro quirúrgico ambulatorio o en un entorno hospitalario. Los pacientes no tienen que ser hospitalizados. Puede sentir cierta presión por los movimientos del instrumento durante el examen y puede haber algunos cólicos después. A veces pueden eliminar una pequeña cantidad de sangre en las heces después del procedimiento si se tomó una biopsia o se extrajo un pólipo. Si la hemorragia es de mayor volumen debe llamar a su médico.

¿Cuándo realizar esta prueba? Debe realizarse cada 10 años después de los 50 años de edad para personas con riesgo promedio. Los pacientes con mayor riesgo de cáncer colorrectal, incluyendo aquellos con antecedentes familiares, o con antecedentes de pólipos u otras enfermedades, deben hablar con su gastroenterólogo para realizar este estudio más tempranamente y repetirlo periódicamente a intervalos menores.
Preparación para el estudio: su médico le indicará una dieta, a menudo líquida, para el día anterior a su examen. Será necesario tomar purgantes y una adecuada ingesta de líquidos para evitar la deshidratación.

Prueba de sangre oculta en heces.
En este procedimiento se detecta sangre en la materia fecal. La prueba está disponible en un kit con el que puede recoger las muestras de heces en su casa. Debe seguir una dieta especial al recoger las muestras. Esta prueba, que es relativamente fácil y económica, está diseñada para detectar cáncer y pólipos grandes del colon. Si la prueba es positiva requerirá una colonoscopía para diagnosticar las lesiones de colon.
Se recomienda realizar anualmente a partir de los 50 años. Si la prueba es positiva, el médico debe recomendar un estudio de colonoscopia. 

Preparación de la prueba: evitar estos alimentos durante tres días antes de la recolección de las heces, ya que pueden afectar los resultados:
Coliflor
Rábanos
Nabos
Carnes rojas
Suplementos de vitamina C
Alimentos que contienen hierro
Aspirina y otros analgésicos

Prueba de sangre oculta en materia fecal con test inmunológico.
Esta es una prueba que puede detectar sangre en las heces con gran precisión. La prueba está disponible en un kit con el que puede recoger las muestras de heces en su casa y enviarlas a un laboratorio o al consultorio del médico. Es relativamente fácil de realizar y de bajo costo. Puede detectar cáncer temprano y pólipos. No es necesario seguir una dieta especial. Si la prueba es positiva requerirá una colonoscopía para diagnosticar las lesiones del colon.
Se recomienda realizar este estudio anualmente a partir de los 50 años. Si la prueba es positiva, el médico debe recomendar un examen de colonoscopia.
Preparación de la prueba: no requiere una dieta restringida.

Sigmoideoscopia.
La sigmoideoscopia es un estudio durante el cual un médico utiliza un tubo corto, flexible e iluminado para detectar pólipos y cáncer en el recto y el extremo inferior del colon (sigma). Si se encuentra una lesión requerirá una colonoscopía para completar el examen del resto del colon. Esta prueba puede realizarse en un consultorio y no requiere anestesia o sedación general. Debe realizar un enema de limpieza antes del procedimiento. La inserción del tubo flexible puede ser algo incómoda y algunos cólicos pueden ocurrir durante el procedimiento, que dura unos 10 a 15 minutos. Después del estudio, puede presentarse dolor abdominal leve. Si el médico tomó una biopsia, puede haber eliminación de escasa cantidad de sangre en las heces durante unos días después del procedimiento.
Este estudio se recomienda a partir de los 50 años y cada cinco años.
Preparación para el procedimiento: uno o dos enemas suaves previos al estudio.

Colonoscopía virtual.
Este estudio consiste en un examen del colon y recto mediante una tomografía computarizada de alta resolución. Crea imágenes de 2 y 3 dimensiones que permiten buscar pólipos y cáncer. Este procedimiento dura aproximadamente 10 minutos y no requiere sedación. Debe tener una preparación previa para limpiar el colon, lo mismo que para una colonoscopía, Al comienzo del procedimiento, se insertará un pequeño tubo flexible en el recto para introducir aire en su colon.  El estudio es ambulatorio. Si se descubre un pólipo u otras lesiones durante la colonoscopía virtual se requiere una videocolonoscopía para detectar y biopsiar o incluso extraer dichas lesiones. 

Se recomienda realizar este estudio a partir de los 50 años cada 5 años para las personas con riesgo promedio. Los pacientes con mayor riesgo de cáncer colorrectal, incluyendo aquellos con antecedentes familiares, o con pólipos u otras enfermedades, deben hablar con su gastroenterólogo si la colonoscopía puede ser el método más apropiado.
Preparación para el procedimiento: su médico le indicará una dieta de líquidos claros en el día anterior del examen. También deberá ingerir un purgante en la preparación para la colonoscopía virtual.

Colon por enema de bario.
Este procedimiento es un examen radiológico que permite examinar todo el colon y recto. Es un examen que cada vez se realiza menos ya que existen pruebas más precisas y cómodas. Se inserta un tubo blando y flexible en el recto y se introduce el enema de bario que es un líquido blanco de contraste y, a continuación, se insufla aire dentro del colon. Se sacan radiografías y se obtienen imágenes del colon permitiendo observar lesiones dentro de este órgano. La persona puede sentir algunos dolores o distensión y ganas de evacuar durante el estudio. Si se descubre un pólipo u otra anormalidad en el enema de bario, se requiere realizar una colonoscopía.
Este estudio forma parte de las opciones disponibles para la detección temprana de lesiones del colon. Se indica a partir de los 50 años y repetir cada 5 años en personas con riesgo promedio de cáncer colorrectal.

Preparación previa al estudio: 24 horas antes debe comenzar una dieta. Ingerir sólo líquidos claros después de la medianoche y durante la mañana antes de la prueba. Su médico prescribirá un purgante que debe tomarse la noche anterior.

ADN en la materia fecal.
En este procedimiento se realizan análisis de la materia fecal en un laboratorio para buscar mutaciones genéticas del ADN. Las células malignas del cáncer de colon, que contienen ADN alterado, se desprenden del intestino y pasan a las heces. La prueba está disponible mediante un kit especial con la que se recoge la muestra de heces en su casa. Si la prueba de ADN es anormal, se necesita una colonoscopía para una evaluación completa y profunda del colon.
Este estudio es costoso y no es de fácil acceso.

Se debe realizar a las personas mayores de 50 años. Si la prueba es positiva, el médico deberá recomendar la colonoscopia. La mayoría de los seguros no cubren esta prueba todavía.

Nota publicada por la Sociedad Argentina de Gastroenterología 

Ulcera gastrica

Introducción.
  • La úlcera péptica se produce cuando se desarrollan lesiones en la mucosa del estómago y/o duodeno.
  • La infección en el estómago por la bacteria Helicobacter pylori es la causa más común de las úlceras.
  • El uso frecuente o a largo plazo de analgésicos comunes llamados anti-inflamatorios no esteroideos (AINEs) también puede causar úlceras en el estómago.
  • Las úlceras son tratadas con éxito con medicamentos que bloquean o inhiben la secreción del ácido y puede ser necesario el uso de antibióticos si existe infección por Helicobacter pylori.
Anatomía gástrica y duodenal.
El revestimiento interno del estómago es una membrana extraordinariamente resistente. La capa de mucosa protege al estómago del ácido secretado donde comienza el proceso de digestión. Mecanismos similares protegen el duodeno (la primera parte del intestino delgado).
La enfermedad del estómago o del duodeno más común es la úlcera péptica que ocurre cuando el ácido del estómago supera las defensas y penetra a través de la mucosa y daña en profundidad causando la formación de la úlcera en la pared. Se estima que uno de cada 10 personas va a experimentar la enfermedad a lo largo de la vida.

Enfermedad ulcero-péptica.
Cuando una bacteria llamada Helicobacter pylori (H. pylori) infecta la mucosa del estómago puede causar una úlcera en el estómago o en el duodeno. La úlcera puede causar dolor abdominal y, en algunos casos, sangrado.
Sin tratamiento, la úlcera puede penetrar en profundidad y causar una perforación en el estómago o el duodeno, una situación que requiere cirugía de urgencia. La inflamación crónica de una úlcera puede causar que el tejido del estómago se cicatrice. Con el tiempo, esta cicatriz puede cerrar la salida del estómago, impidiendo que el alimento pase al intestino delgado, causando vómitos y pérdida de peso.

Causas de úlcera péptica.
Los científicos han descubierto que muchas úlceras son causadas por la infección de la bacteria H. pylori. No se sabe con exactitud cómo se transmite la bacteria, pero se cree que se propaga de persona a persona a través de las vías de transmisión fecal-oral u oral-oral. También puede ser transmitida por las fuentes de agua contaminada.
Otra causa común de la úlcera péptica es el uso regular de medicamentos para tratar el dolor llamados anti-inflamatorios no-esteroideos (AINEs), tales como la aspirina, diclofenac, ibuprofeno, naproxeno, dipirona, meloxicam y ketorolac, entre otros. Las personas suelen tomar AINEs para reducir el dolor y la inflamación, a menudo para la artritis. El uso frecuente o a largo plazo de los AINEs, especialmente en las personas mayores, puede aumentar el riesgo de desarrollar úlcera y sus complicaciones.




Factores de riesgo.
Los factores de riesgo de úlcera péptica son:
  • 50 años de edad o más.
  • Beber alcohol en exceso.
  • Ser tabaquista.
  • Tener antecedentes familiares de úlcera.
  • Tomar analgésicos o anti-inflamatorios a dosis altas o a largo plazo.
  • Tomar AINEs junto con otros medicamentos como los corticoides y los anticoagulantes.
Síntomas de úlcera péptica.
  • El síntoma más común de la úlcera es el dolor o ardor en el estómago (entre el tórax y el ombligo).
  • A menudo se siente cuando el estómago está vacío, entre las comidas, pero puede ocurrir en cualquier momento.
  • El dolor puede durar desde unos minutos hasta varias horas y, a veces, puede despertar a la persona en la mitad de la noche.
  • El dolor se reduce a menudo con la ingesta de alimentos, líquidos o antiácidos.
  • Cuando la úlcera es gástrica, el dolor puede ceder con el vómito.
Pueden presentarse otros síntomas menos frecuentes:
  • Náuseas.
  • Vómitos de alimentos.
  • Vómitos con sangre.
  • Saciedad precoz.
  • Sangre en las heces o materia fecal de color negro.
  • Pérdida de apetito.
  • Cuando una úlcera sangra, puede ocasionar anemia con debilidad y palidez.
Estudios para diagnosticar la úlcera péptica.
Si usted tiene síntomas que pueden ser por una úlcera péptica, llame a su gastroenterólogo y programe una consulta.
El médico le puede pedir un estudio de rayos X llamado radiología seriada gastro-duodenal. En este estudio se le dará un líquido de contraste de bario para beber, es un líquido espeso y blanco. Con este método el radiólogo puede ver las úlceras, inflamación o cicatrices.
Su médico también puede sugerir una endoscopia, que es la prueba más precisa. En este estudio el endoscopista inserta un tubo pequeño y flexible a través de la boca hasta el estómago. El tubo tiene en su interior una cámara que permite al médico detectar gastritis y úlceras. El médico puede tomar pequeñas muestras de la mucosa del estómago (biopsias) para analizar y para detectar la presencia de la bacteria H. pylori. Durante la endoscopia su médico será capaz de ver si es una úlcera en el estómago o en el duodeno y tratarla si está sangrando.
Existen otros métodos para determinar si los pacientes están infectados con H. pylori, tales como el estudio del aliento, para el cual se bebe una sustancia específica y luego se recolecta el aliento para conocer si el paciente tiene o no la bacteria en el estómago. También existe un estudio de sangre para determinar si la persona estuvo o está expuesta a la bacteria.




Tratamiento de la úlcera.
El tratamiento consiste en medidas dietarias, cambios de hábitos, medicamentos antiácidos y evitar medicamentos que lesionan la mucosa del estómago.
El paciente debe comer lentamente, varias veces en el día y en pequeñas cantidades, masticar bien. En general, se sugiere evitar ciertos alimentos que pueden ser irritantes para el estómago como salsas, picante, pimienta, condimentos en general, vinagre, cebolla, ajo, café, mate, dulces, chocolate, frituras, comidas grasosas, conservas y enlatados, bebidas gaseosas, cítricos. Durante y después del tratamiento debe evitar las bebidas alcohólicas y el cigarrillo, ya que afectan la cicatrización de la úlcera.

Los medicamentos que disminuyen la secreción del ácido en el estómago ayudan en la cicatrización de la úlcera y se deben tomar durante uno a dos meses.
Los primeros medicamentos utilizados fueron cimetidina, famotidina y la más conocida, ranitidina. Luego se desarrollaron fármacos más potentes, los inhibidores de la bomba de protones, como omeprazol, lansoprazol, rabeprazol, pantoprazol y esomeprazol. También existen medicamentos que forman una capa sobre la úlcera y ayudan en su cicatrización como el sucralfato. Todos estos medicamentos necesitan prescripción médica; el médico definirá la dosis correcta y la duración del tratamiento de acuerdo con las características de cada caso.

Los antiácidos que neutralizan directamente el ácido del estómago como el hidróxido de magnesio y aluminio no están indicados por su baja eficacia.
Si usted tiene infección por H. pylori, su médico le recetará dos antibióticos que eliminarán la bacteria en un porcentaje elevado junto con un tercer medicamento que inhibe la secreción del ácido en el estómago. Generalmente, la terapia con antibióticos se prescribe por una a dos semanas. Es importante tomar el medicamento hasta que haya terminado. También debe evitar tomar AINEs como la aspirina, ibuprofeno, diclofenac, naproxeno, ketorolac, meloxicam y dipirona.




¿Las úlceras se operan?
Con el tratamiento adecuado, la cirugía no suele ser necesario. Sin embargo, usted podría necesitar cirugía si la úlcera no se cura, si se complica con sangrado y este no cede con el tratamiento endoscópico o si desarrolla una perforación o una obstrucción en el estómago. Afortunadamente, el tratamiento quirúrgico rara vez se necesita debido a la elevada eficacia del tratamiento médico.

Prevención de la úlcera péptica.
Evite los AINEs, como la aspirina, ibuprofeno, naproxeno y dipirona, entre otros. Puede tomar el paracetamol como analgésico. Si necesita tomar cualquiera de estos medicamentos (incluso el paracetamol) debe consultar a su médico y no debe automedicarse.
También debe evitar el cigarrillo, no masticar tabaco y limitar el consumo de bebidas alcohólicas.
Si se detecta la presencia de la bacteria H. pylori en el estómago, su erradicación con antibióticos previene la recurrencia de la úlcera.
Evitar un fuerte consumo de café, té, gaseosas, pimienta y picantes.
También es recomendable la relajación y el tratamiento del estrés físico y psíquico.

¿Qué es el Esófago de Barrett?

El esófago es un órgano tubular que se ocupa de transportar los alimentos desde la boca hasta el estómago.
Para entender que es el esófago de Barrett es útil conocer la apariencia normal de la capa interna (mucosa) del esófago. La mucosa esofágica normal está cubierta por células planas llamadas escamosas y el aspecto del tejido es liso de color rosa pálido o blanco nacarado. En contraste, la mucosa en el esófago de Barrett adquiere un color rojizo de aspecto asalmonado, las células son cilíndricas y se asemejan a las del intestino delgado. Este cambio que se observa en las características de la capa interna del esófago se denomina también metaplasia intestinal (Ver fotos).
Es importante el diagnóstico del esófago de Barrett ya que las personas que lo presentan tienen reflujo severo y un muy bajo riesgo de desarrollar cáncer de esófago llamado adenocarcinoma de esófago (Ver más adelante).


Aspecto endoscópico del esófago de Barrett


¿Es frecuente el esófago de Barrett?
El esófago de Barrett se suele observar en alrededor del 5% de las personas que tienen reflujo gastroesofágico persistente. Los síntomas más frecuentes del reflujo son la pirosis, que es la sensación de ardor en el medio del pecho, y la regurgitación, que es cuando el contenido del estómago sube por el esófago hasta la garganta o la boca. En Argentina, la frecuencia de presentación del reflujo gastroesofágico en la población general es de 23%. Aunque también hay sujetos que no presentan síntomas de reflujo y pueden tener esófago de Barrett.


¿Por qué se produce el esófago de Barrett?
Podemos considerar a las modificaciones que se producen en el Barrett como mecanismos adaptativos o de defensa que se establecen como consecuencia del reflujo persistente del contenido agresivo que sube desde el estómago hacia el esófago.
El jugo gástrico contiene ácido clorhídrico, enzimas y ácidos biliares, que son sustancias muy dañinas para el esófago. Para evitar que este jugo agresivo ascienda del estómago al esófago, contamos con dispositivos de barrera que impiden el reflujo gastroesofágico.
Cuando estos mecanismos de barrera fallan de un modo transitorio o persistente, se produce el reflujo gastroesofágico de un modo incesante.
Pero no todos los sujetos con reflujo tienen un esófago de Barrett. Además de existir un reflujo importante, debe coexistir una predisposición genética en esa persona para que se produzcan las modificaciones en los tejidos de la mucosa esofágica.

¿Cuáles son los factores que predisponen el desarrollo del esófago de Barrett?
La edad mayor de 50 años, sexo masculino, raza blanca y síntomas de reflujo por más de 5 años de duración. El tabaquismo, la ingesta importante de bebidas alcohólicas y la obesidad son también factores de riesgo. En contraposición, las frutas y verduras, la ingesta moderada de alcohol y la presencia del Helicobacter Pylori parecen reducir la presencia de esófago de Barrett.
La mayoría de los pacientes con esófago de Barrett tienen 60 años o más en el momento del diagnóstico. Se piensa que la mayor parte de estos pacientes ya tenían el esófago de Barrett entre 10 y 20 años antes de su diagnóstico.

¿Cuál es el riesgo de desarrollar el cáncer de esófago?
El riesgo de desarrollar un cáncer de esófago en el sujeto que tiene esófago de Barrett es menor del 0,5% anual, muy bajo si se lo compara con los riesgos de la población general de presentar otros tumores como el de mama, próstata, pulmón o colon.
Por lo tanto no se considera actualmente que deba efectuarse la pesquisa sistemática del Barrett en la población general. Pero si la vigilancia del paciente con Barrett, especialmente si presenta displasia (Ver más adelante).
El riesgo de transformación maligna es mayor en los pacientes con esófago de Barrett largo (mayores de 5 cm). En cambio, en el paciente con esófago de Barrett corto o en la metaplasia de la unión gastro-esofágica el riesgo de malignización es mucho menor.

¿Cuándo uno debe consultar al médico en estos casos?
Debería consultar al médico si presenta los factores de riesgo enumerados anteriormente (sexo masculino, edad mayor de 50 años, raza blanca, síntomas de reflujo mayor de 5 años de duración). A partir de dicha consulta se puede sospechar el diagnóstico de esófago de Barrett y se debe comenzar a estudiar; otra forma de presentación es con los llamados “síntomas de alarma”, tales como dificultad para tragar, pérdida de peso inexplicada, pérdida de sangre en la materia fecal, síntomas persistentes a pesar del tratamiento médico o dolor de pecho; ante estos síntomas se debe consultar con un médico, quien debe solicitarle un estudio.
¿Qué tipo de estudios son necesarios para evaluar el esófago de Barrett?
La endoscopia es el estudio de elección para el esófago de Barrett. Durante la endoscopía se toman muestras para el examen en el microscopio que permiten confirmar el diagnóstico. Se debe observar en el microscopio un tejido llamado metaplasia intestinal para diagnosticar el esófago de Barrett. Es posible que el especialista le solicite estudios específicos al patólogo o bien que se requiera una segunda opinión de un patólogo experto. En nuestro país contamos con el conocimiento y la tecnología suficiente para diagnosticar el esófago de Barrett.

Manejo del esófago de Barrett.
La orientación para el manejo del esófago de Barrett se basa en el grado de displasia que se observa en el tejido analizado por el patólogo mediante la observación microscópica.
La displasia indica el desorden y desorganización de las células en la metaplasia intestinal.
Cuando las células cambian desde el estado normal hasta el cáncer, ellas pueden pasar por grados progresivos de displasia. Aunque no siempre una displasia significa una progresión al cáncer. La inflamación del esófago puede semejar una displasia.
Los grados de displasia son:
  • Sin displasia. El control endoscópico del esófago de Barrett sin displasia se recomienda, según los expertos, cada 3 a 5 años.
  • En la displasia de bajo grado, el primer control endoscópico del esófago de Barrett se recomienda a los 6 meses. Si a los 6 meses la endoscopia con múltiples biopsias muestran que permanece la displasia de bajo grado, los expertos recomiendan control endoscópico anualmente mientras persista la displasia de bajo grado.
  • Displasia de alto grado. Es un estadio previo al desarrollo del cáncer. Sin embargo, en algunos casos la displasia de alto grado puede retornar a displasia de bajo grado. Cuando se diagnostica displasia de alto grado se debe hacer una consulta con otro patólogo especializado para tener una segunda opinión.
En el caso de la displasia de alto grado confirmada hay 3 opciones en su manejo:
  • Esofagectomía: el cirujano reseca el esófago completamente y une el estómago con un pequeño remanente del esófago superior. La cirugía presenta importantes complicaciones posoperatorias y mortalidad. En manos de cirujanos experimentados, este es el tratamiento de elección siempre y cuando los factores de riesgo quirúrgicos sean aceptables.
  • Tratamiento médico: aumentando la dosis de los supresores de la secreción de ácido y otro control endoscópico a los 3 meses, con toma de múltiples biopsias. Si presenta alguna lesión nodular o sobre-elevada se puede realizar la resección mucosa de esta lesión por vía endoscópica y análisis patológico de la misma para descartar el cáncer.
  • Las técnicas ablativas: como el método de radiofrecuencia. Estas técnicas consisten en destruir por medio de diferentes mecanismos las células metaplásicas y displásicas del esófago, para que luego del tratamiento se recubra por una mucosa normal.

Una alimentación con alto contenido de fibra previene el avance de la diverticulosis

Se calcula que el 60 por ciento de los estadounidenses, hacia la edad de 60 años, presenta diverticulosis, o sea la presencia de pequeños sacos o bolsas a lo largo del intestino grueso (colon). La Mayo Clinic nos ofrece una visión general sobre la diverticulosis, que generalmente no produce síntomas.

La mayoría de personas se entera que tiene los sacos, llamados divertículos, cuando se somete a una colonoscopia para detectar pólipos o cáncer de colon. Por lo general, los divertículos se tornan problemáticos solamente cuando se desarrolla una infección o se presenta inflamación, lo que se conoce como diverticulitis.
Los síntomas de la diverticulitis incluyen dolor y sensibilidad en el lado inferior izquierdo del abdomen. El dolor suele ser intenso y aparece repentinamente. Algunas personas sienten un dolor menos fuerte que fluctúa y se acumula gradualmente durante el transcurso de varios días. Puede también haber fiebre, náusea, estreñimiento y diarrea, o a veces hasta problemas urinarios.
La diverticulitis es leve y sin complicaciones en alrededor del 75 por ciento de las personas que la padecen. El tratamiento incluye analgésicos de venta libre, antibióticos y dieta líquida durante unos días, todo lo que normalmente se administra en casa.
Sin embargo, la diverticulitis puede ser más grave y hasta mortal. Las complicaciones de esta afección pueden incluir la presencia de un saco infectado y lleno de pus (absceso), la perforación del divertículo dentro de la cavidad abdominal o una obstrucción intestinal. En tales casos, posiblemente se requiera administrar antibióticos por vía intravenosa y una operación para extirpar la porción afectada del colon.
Los médicos no saben con certeza las causas para estas anomalías en el colon, aunque se sospecha que guardan relación con una alimentación sin fibra, falta de ejercicio, obesidad y envejecimiento. Realizar cambios en el estilo de vida, sobre todo añadir fibra en la alimentación, puede prevenir el avance de la diverticulosis y la recurrencia de la diverticulitis. La recomendación es que los hombres y mujeres de más de 51 años consuman 30 y 21 gramos de fibra al día, respectivamente. Una alimentación con alto contenido de fibra consiste en ingerir abundancia de frutas, verduras, productos integrales, legumbres y leguminosas. No existe ninguna evidencia respecto a que los alimentos, tales como las semillas, las nueces o las palomitas de maíz, aumenten el riesgo de diverticulitis.